Cuando usamos esta expresión nos referimos al conjunto de acciones, esfuerzos y palabras que realiza una persona para obtener atención o algún tipo de afecto de otra, pero sin que de resultado.
Básicamente, son todos los intentos de llamar la atención de alguien para quien resultamos invisibles.
Sabemos que cuando tenemos una herida de rechazo en la infancia, podemos ser más propensas a involucrarnos en este tipo de relaciones, pues pensamos que “llenara” nuestras carencias afectivas, cuando en realidad, resulta todo lo contrario, las heridas suelen hacerse mas grandes y hasta generar nuevas.
No solo hablamos de relaciones de pareja, sino de amistad e incluso a nivel familiar, por ejemplo, existen personas que, a pesar del abandono y maltrato de papá y mamá, buscan la aprobación sometiéndose a más formas de violencia, todo esto con la intención de resarcir lo que no recibieron en la infancia.
En realidad, la sanación no funciona así, la carencia de afecto generalmente NO vendrá de la misma fuente que nos la negó, sino de una más importante y cercana: Tu misma.
Pero ¿Estas mendigando amor? Checa si te sucede esto:
- Siempre tomas la iniciativa (o la mayoría de las veces)
- No recibes muestras de cariño dirigidas exclusivamente a ti, puede ser a un grupo o en publico por cordialidad, pero en privado o solo para ti, nunca o casi nunca.
- Sientes que das todo o mucho y no recibes nada a cambio.
- Eres tu quien busca o llama a la persona.
- Te sientes angustiada, insegura o triste en relación con ese vínculo.
- Te sientes sola aun estando acompañada.
Si te sucede esto, es probable que necesites poner un alto a esa relación y replantearte algunos comportamientos.
No esperes por personas que no muestran interés en ti y que no se preocupan por lo que sientes.
Acuérdate que, si alguien te quiere, sus palabras, comportamientos, acciones, elecciones, lo demostraran, hará lo posible por evitarte sufrimiento, pero especialmente, no será la fuente de este.